Articulo publicado en Heraldo de Aragón 13/01/2023
«Aunque suene raro, uno de los momentos más importantes dentro de la historia de una empresa es el momento de dar el finiquito a sus empleados. No obstante, algunos directivos y responsables políticos siguen considerando que favorecer el tránsito hacia la jubilación activa de sus empleados queda fuera de los objetivos. Ciertamente, no son muchas las empresas e instituciones que llegan a plantearse la necesidad de ayudar a sus empleados a tomar conciencia y prepararse ante el nuevo periodo poslaboral. Un estudio de la aseguradora AEGON coloca a España el penúltimo, entre quince países que trabajan este tema.
En mi opinión, las compañías y las administraciones deberían implicarse en la buena adaptación a la jubilación de sus empleados, como una práctica más de eso que se llama Políticas de Edad. Añadirla al conjunto de saberes y prácticas que, como un tesoro interno, los gerentes transmiten por toda la cadena para definir la calidad de sus productos. Y también como un reto, ligado a un Plan de Continuidad, para transmitir la experiencia hacia los nuevos, la culminación de una Carrera Profesional traducida en el oficio de Mentores.
Las empresas adquieren ventajas competitivas cuando consiguen un equilibrio entre edades, favoreciendo la transferencia de conocimientos, desarrollando flexibilidades horarias para la conciliación familiar; estableciendo, en suma, la igualdad de oportunidades para que el talento y el compromiso con la compañía se trasfiera de una manera continuada entre generaciones. La Unión Europea ya remitió a los Estados recomendaciones para facilitar las adaptaciones por edad en los puestos de trabajo y la transición hacia la jubilación. Estableciendo Planes Graduales para la Jubilación, ajustando tiempos y tareas a las demandas de empresas y trabajadores, desarrollando cursos de Preparación a la jubilación.
Con esas prácticas, las empresas no solo desarrollan su Responsabilidad Social Corporativa, preparando a ciudadanos sénior a una inserción positiva y socialmente productiva en la sociedad. Es muy posible, también, que amortigüen situaciones de ansiedad ante el futuro en muchos de sus empleados. Existen estudios que miden el grado de estrés ante la jubilación y su influencia en el rendimiento. Los resultados afirma la influencia positiva de los programas de Preparación a la Jubilación en la merma de esa inseguridad, revitalizando la motivación y el rendimiento en esos últimos años.
Muchas empresas liquidan la relación laboral con ajustes de plantilla más o menos drásticas. Convendría que esas entregas de empleados a la jubilación anticipada, se acompañasen con cursos de Preparación a la Jubilación. En especial en la Empresas Familiares que tienen a orgullo considerar a sus empleados garantes de la marca de la casa. Así mismo, la red de Empresas Saludables debería contemplar entre sus objetivos de calidad de vida y salud laboral una clara mentalización de sus empleados hacia su periodo vital poslaboral. Se trataría, en suma, de que estos al abandonar su vida laboral de alguna manera no se Jubilasen de la Empresa».
Javier Casamián
(Sociólogo, autor de «Carta a un amigo jubilado».
Librerías París, Cálamo, Central, Pantera Rosa).
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