La declaración del Estado de Alarma el pasado 14 de marzo de 2020 supuso un antes y un después en el trabajo que realizamos los educadores y las educadoras sociales.
Desde el ámbito profesional de la Educación Social, la mayoría de nuestros puestos de trabajo no pudieron adaptarse a eso que llamaban “teletrabajo”, ya que nuestra presencia era y es necesaria allí donde prestamos nuestros servicios: en centros de protección a la infancia y adolescencia, en centros de día y residencias de personas mayores, en programas y recursos de acogida para mujeres víctimas de violencia de género, en comunidades terapéuticas, en recursos de salud mental, en proyectos dirigidos a personas migrantes, en el ámbito penitenciario… y en todos aquellos sectores en los que desarrollamos nuestra competencia profesional.
Todos estos recursos requieren de la presencia física de sus profesionales, siendo necesario continuar manteniéndose al lado de todas estas personas y de los colectivos más vulnerables.
Muchos compañeros y compañeras acudieron a su lugar de trabajo sin la protección adecuada, se contagiaron y se siguen contagiando de esta terrible enfermedad y sufren de secuelas post-covid muy dolorosas.
Esta situación todavía no ha finalizado, el horizonte todavía es de incertidumbre y de mucha preocupación y nos toca seguir. Nuestro trabajo es esencial y por ello, en nombre de los educadores y educadoras sociales el pasado 11 de febrero solicitamos a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Aragón que nuestro colectivo profesional fuera tenido en cuenta en la orden de prioridad de las vacunaciones.
Para vuestra información e interés.
17 de Febrero de 2021.
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