Las relaciones entre generaciones son tiempo de ida y vuelta, tiempo dedicado, nutritivo y disfrutado.
En realidad es tiempo, es tiempo compartido para estar los unos con los otros, de convivencia que conecta a personas de diferentes edades, en donde las experiencias aportan aprendizaje y desaprendizaje mutuo.
La educación social vincula relaciones entre las diferentes generaciones. La Intergeneracionalidad tiene y debe estar presente de manera transversal en todas las políticas, programas, proyectos y actuaciones. La participación, la inclusión, el derecho de relacionarnos entre personas de diferentes edades promueve riqueza, traspaso de conocimientos, empatía y bienestar físico, psicológico y emocional.
Su presencia y actuación es imprescindible en el ámbito de atención a personas mayores en sus diferentes contextos. El/la educador/a social conoce los mecanismos necesarios para establecer encuentros intergeneracionales, pero además, acompaña a la persona en su proceso de crecimiento personal que no viene condicionado por la edad y es garantía de bienestar. Gracias a la atención centrada en la persona conocemos, intervenimos y evaluamos en las necesidades de la persona, adaptando los programas y actividades de forma individualizada, partiendo de sus intereses y preferencias como principales agentes y protagonistas de su proceso educativo, desde un enfoque integral que promueve una vida activa y saludable.
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Grupo de trabajo de Envejecimiento Activo
CEES-Aragón
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